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El establecimiento de normas y límites en la crianza es uno de los desafíos más complejos para los padres y adultos que se dedican a la crianza, en estos tiempos, debido al coste personal y emocional que implica, siendo que este proceso conlleva seguimiento y perseverancia para que dichos límites y normas sean llevadas a la práctica, la mayor parte del tiempo, por parte de los niños, niñas y adolescentes.
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El establecimiento de normas y límites en la crianza conllevan un coste emocional para los padres que se dedican a la crianza de sus hijos
Uno de los errores más frecuente que se presenta en la crianza, es ser inconsecuentes o inconstantes en las normas que pretendemos aplicar con nuestros hijos o en los límites que deseamos que ellos asuman, no solamente cuando nos encontramos presentes sino aun no estándolo. Los niños que son criados por adultos con escasa capacidad de constancia o perseverancia en los objetivos educativos, encontraran que sus hijos no han logrado interiorizar las normas que han pretendido enseñar.
En este mismo tenor el polémico pediatra francés Aldo Naouri; expresa que algunos niños llegan a convertirse en «tiranos domésticos», porque todo lo que los padres hacen desde su nacimiento es para darles placer, por lo que defiende la necesidad de crear en los niños “frustración” como «motor de la educación, para enseñarles lo que es la vida». Además expresa que dichos padres se convierten en la peor influencia para los niños, y acaban convirtiéndose en "esclavos" de sus propios hijos".
Algunos niños llegan a convertirse en "tiranos domésticos" dice el pediatra Aldo Naouri.
En efecto la educación basada en la permisividad, produce consecuencias adversas en el comportamiento y en la estabilidad emocional de los niños, niñas y adolescentes. La experta en Crianza Positiva. Lic. Pepa Horno expresa que “las normas y los límites son un derecho de los niños”. De forma tal que los niños criados en entornos que carecen de normas o límites se encuentran desprotegidos y desarrollan tendencias a la inseguridad, baja estima, dificultades para reconocer el peligro, entre otras situaciones que traerán efectos en su desarrollo y a lo largo de su vida.
En este sentido es necesario aprender a observar las normas y límites desde una perspectiva de derechos de la infancia, ya que esta nos ofrece un marco comprensivo más amplio y rico, entendiendo que las normas constituyen el “entorno seguro” donde todos los niños merecen crecer. Elementos como la formación en habilidades parentales, crianza positiva, disciplina positiva, entre otros, mantener el equilibrio entre afecto y disciplina, aprender a decir NO, son recomendaciones útiles para los que crian en estos tiempos.
Finalizamos diciendo que todos los niños y niñas necesitan vivir en entornos normados por adultos que sean garantes de su protección y afecto, normas aplicadas desde el afecto y el amor, considerandoles como sujetos plenos de derechos con capacidades orientadas hacia la toma de decisiones, de acuerdoa su etapa del desarrollo.
Con amor.
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